Marchitas ya las juveniles flores,
Nublado el sol de la esperanza mía,
Hora tras hora cuento y mi agonía
Crecen y mi ansiedad y mis dolores.
Sobre terso cristal ricos colores
Pinta alegre tal vez mi fantasía,
Cuando la triste realidad sombría
Mancha el cristal y empaña sus fulgores.
Los ojos vuelvo en su incesante anhelo,
Y gira en torno indiferente el mundo,
Y en torno gira indiferente el cielo.
A ti las quejas de mi mal profundo,
Hermosa sin ventura, yo te envío:
Mis versos son tu corazón y el mío.
JOSE DE ESPRONCEDA
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1 comentario:
Bellos versos, sin duda.
No sé quién es ella (o él, que hoy en día, todo vale), pero debe considerarse afortunada de recibir tanta belleza.
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