sábado, 6 de octubre de 2007

La eternidad

Era una noche de otoño, bien entrada la madrugada. Hacía frío, el tiempo transcurría inerte, sin sentido, lento.

Un chico de apenas unos 9 ó 10 años se encuentra sudoroso, espantado ante la terrible idea que le machaca la mente desde hace un rato. Da vueltas y vueltas en la cama.

Quizás por un instinto que sólo las madres tienen, quizás por casualidad, la madre se asoma a ver cómo duermen sus pequeñajos.

Primero visita la habitación de las niñas, que dos princesitas ha traído al mundo piensa mientras las observa y tapa dulcemente para resguardarlas del frío otoñal.

Es el turno de sus niños, sus traviesos y enérgicos niños. ¡¡Qué dos terremotos!! Desprenden alegría.

Conforme se acerca, ya nota cierta anomalía, la respiración acompasada de su hijo se ha tornado en un -siempre doloroso- sollozo de un chaval. La madre, preocupada, se acerca a socorrer a su campeón.

- ¿Qué te ocurre cariño? - Le pregunta con cierta incertidumbre y tristeza a su hijo.

- Mami, cuando me muera y vaya al cielo, ¿cómo sabré que estoy allí? ¿Qué es el cielo? ¿Y si me encuentro sólo y no te encuentro? - Cuestiona el niño, que hace notar su angustia a su querida madre.

La madre, esbozando una sonrisa, contesta dulcemente. - Mi niño, imagínate que pudieras estar todo el día jugando al fútbol, marcando muchos goles, sin cansarte, celebrando cada tanto con todos tus amigos y tú siendo la estrella del equipo. ¿Serías feliz así? -

- Ya te digo mami. Jopetas, que chulo debe ser el cielo. ¿Y podría hacer chilenas imposibles, y saltos tan altos como los que hacen en Oliver y Benji?

- Claro cariño, tú puedes hacer todo lo que te propongas.

- Jo, ¡¡qué guay!!

- Ahora a dormir enano, que mañana tienes que estar a tope en el colegio. Buenas noches cariño.

- Buenas noches mami - Mientras el chaval, con una sonrisa de oreja a oreja comienza a quedarse dormido placidamente. Gracias al amor de su madre, podrá tener un sueño tranquilo.

La madre se ha acostado, piensa en su marido que duerme como un tronco a su lado, en sus preciosas niñas, en los piltrafillas que tiene por hijos. Siente tanto amor a su alrededor que se siente llena de gracia. Sigue pensando en la conversación con su hijo.

¿Una eternidad en soledad? Ese debe ser el verdadero infierno.

Una oleada de angustia le traspasa el alma, comienza a plantearse cosas. Una vez muertos, ¿caminaremos durante días y días, años y años, siglos y siglos a lo largo del tiempo? ¿Y si no llega el Juicio Final? ¿Y si me quedo atrapada en el tiempo en soledad?

¿Seremos vagabundos del tiempo? ¿Iremos a ciegas caminando por la eternidad resguardándonos del frío como si de una noche de otoño se tratara?

La eternidad, se escapa de nuestras posibilidades de entendimiento. Me acongoja la eternidad. No existe el tiempo, no existe la materia. ¿Qué nos queda entonces? ¿Nuestras buenas obras? ¿Lo que somos? ¿Merece la pena seguir unos ideales para alcanzar el Cielo, el Karma, el Paraíso, la Autorealización personal? El premio debe ser espectacular para que sea tan costoso...

La madre se duerme tras estos pensamientos, en un mar de dudas, suposiciones, angustia, esperanza... Mañana se levantará, y la vida seguirá su curso normal, pero duerme con una idea clara:

Saber que jamás alcanzaremos a entender estas cuestiones es tan importante como saber que es difícil alcanzar la meta, y saber vislumbrar los distintos caminos que la vida nos presenta.

Esperemos llegar allí algún día, y encontraros al final del trayecto en el lugar adecuado, alejados del frío otoñal y la soledad. La manera, creo que es sabiduría universal: "el amor es la respuesta"





3 comentarios:

Nahum dijo...

El amor es de las pocas cosas en este mundo que se multiplica cuando se entrega...

Javier Arturo dijo...

Historia de dos ciudades (película):

–Debe resultar muy larga la espera...
–No, no. Allí no hay tiempo, ni preocupaciones.

Javier Arturo dijo...

Historia de dos ciudades (película):

Quizá en la muerte reciba algo que no he tenido en la vida. Tendré un santuario en los corazones de los seres que amo.