martes, 22 de mayo de 2007

APARENTAR


Will Smith "Demasiadas personas gastan el dinero que no tienen, en comprar cosas que ellos no quieren, para impresionar a la gente que no les gusta" Esta frase de Will Smith en una de sus entrevistas refleja en mi opinión algo muy propio de la sociedad en la que vivimos: aparentar.

Hoy día, hay que guardar las apariencias, hay que procurar tener un status social. Hay que aparentar tener dinero, hay que aparentar que no tienes miedos, hay que aparentar que tienenes amigos por todos lados, que no sientes soledad, que eres fuerte, que nadie te puede. Hoy día nadie está dispuesto a ceder, a ser menos que nadie, a adquirir un poquito de humildad. Hoy día hay que aparentar que somos autosuficientes, que nosotros podemos con todo. (Una de las razones por las que pienso que cada vez hay más agnosticos y ateos. "Yo no necesito de NADIE para valerme por mí mismo")

Conozco mucha gente que aunque no tenga ganas de salir una noche, sale porque sino podrían decirle que es esta o cuál cosa. Mucha gente que bebe porque se pueden meter con él. Mucha gente que no hace lo que realmente quiere por miedo a sentirse solo, o miedo a quedarse atrás, o miedo a yo qué sé. Y encima a la gente que trata de ser fiel a sí misma y que no es un "borrego" que sigue lo que la sociedad de hoy dicta, se le trata de machacar un poquito. ¿Cuántos jóvenes hoy sienten como un trauma ser virgen a los 18, 19 ó 20 años? Es una catástrofe que así sea, por eso da igual acostarse con una persona a la que ni siquiera quieres, no puede ser que con 20 años, yo, un ser tan guay y autosuficiente me pase esto... ¡¡Es terrible!! Y menos aún que mis amigos se rían de mi por ello, "tengo que demostrar mi hombría". ¿Cuántos jóvenes fuman hoy porros porque sus amigos fuman? Yo, un chaval tan chulito y estupendo, no puedo quedarme atrás, sería un "bajonero" y un "cacas" sino fumase... O sino bebiese... ¿Cuántos jóvenes hoy día no se plantean las cosas por poder resultar diferente a los demás?

Es más fácil no rebuscar, es más fácil que si a mi no me gustan este tipo de personas o de hechos o de situaciones, y me pueden llamar intolerante o criticar por lo que yo creo que es lo que está bien, renuncio a mi manera de pensar porque si la gente lo ve de esta forma... tendrán razón ellos... Mi impresión, es que hoy día se han establecido unos valores poco "morales" en la sociedad. Muchas veces veo "borregos" siguiendo un camino que no han elegido ellos por no pararse a pensar, a reflexionar, a cuestionarse sobre las cosas. Viven la vida de otras personas, en vez de seguir sus propias ideas. Creo que hoy día, ese es uno de los problemas más grandes, la gente ya no tiene una idea propia, sino que se va formando una idea de los temas a raíz de lo que escucha en la tele o en conversaciones, sin cuestionarse en el silencio qué es lo que realmente piensan ellos y por qué, argumentando y reforzando argumentos antiguos.

A todos nos gusta sentirnos aceptados, que nos valoren, que nos tengan en cuenta, pero... ¿cuál es el precio que hay que pagar por ello? ¿Estás dispuesto a renunciar a ti mismo por esa razón?

Yo en algunos aspectos, por la razón que sea, he tenido suerte. Soy fiel a mí mismo, no me achico por nadie. Soy muy exquisito con la gente, y por suerte he sabido decir NO a aparentar. El proceso fue duro, pero altamente satisfactorio visto con perspectiva. Conocerse uno mismo es un proceso duro y muy doloroso. Aceptarte tal y cómo eres, con tus faltas, tus errores, tus "brutalidades" es doloroso pero muy enriquecedor. Saberte humano, errante, imperfecto, mediocre... Es un paso importante hacia el triunfo personal y espiritual. Sin embargo, como todo ser humano soy egocéntrico, y a veces, quizás no de la forma que he explicado, pero también trato de aparentar, de alimentar mi ego para que me den un par de golpecitos en la espalda y me digan "qué bueno soy". De alguna forma, me importa lo que digan los demás, que me vean como un chico guapo y fuerte o no. Me gusta lucirme si puedo sea en el deporte, o en alguna faceta de mi vida. Trato de tapar mis faltas y mis vulnerabilidades. Y a pesar de que trato de ser fiel a mí mismo, a veces, cuando no estoy de acuerdo con alguien en algún momento, me cohíbo a mí mismo por no "desplazarme" de la gente. ¿Es respeto, tolerancia, saber estar o por el contrario se podría considerar esta forma de actuar que he tenido alguna vez con "coleguillas" una forma de aparentar?

Me da la sensación de no haber sido muy claro en esta publicación, de haber mezclado temas y no haber dejado reflejada una idea clara de lo que quería expresar, pero al menos creo que abriré un cierto debate y cada uno podrá opinar lo que quiera al respecto. Os invito a que escriba todo aquel que tenga algo que decir, "aunque no sea muy filosófico".

7 comentarios:

raquel dijo...

En mi opinión todos y absolutamente todos hemos tratado de aparentar en alguna ocasión e incluso muchos se pasan toda su vida aparentando lo que no son, interpretando un papel que ellos mismos se llegan a creer, aparentemente todo está bien.


La cuestión no es si aparentamos o no, pues todos lo hemos hecho alguna vez o lo seguimos haciendo aunque nos cueste reconocerlo, considero que lo importante es preguntarse el por qué de aparentar, por qué no mostrarnos a los demás tal y como somos, la respuesta es porque lo que tratamos de aparentar siempre es algo que no nos gusta de nosotros, algún aspecto de nuestra vida que no queremos mostrar…por ello aparentamos lo que no somos, lo que no tenemos, es difícil aceptar nuestros defectos e imperfecciones y quererse a uno mismo es un trabajo que requiere tiempo, esfuerzo, meditación con uno mismo .

Esto se ve fortalecido por la sociedad en la que vivimos, una sociedad que en mi opinión nos lleva a aparentar, a intentar ser lo que no somos, conseguir lo que no queremos ni necesitamos, a destacar ,a ser el primero, al capitalismo. Si, es una sociedad capitalista que nos hace cómplices de lo que es “una gran mentira”, una falsa, ya los políticos aparentan tener poder para cambiar el mundo, nos prometen un “ideal” que nosotros deseamos, y que no se cumple, pues la clave del deseo es la falta, y somos seres a quienes siempre les falta algo, por eso aparentamos, para cubrir lo que nos falta y así convertirnos (parcialmente)en ese ideal que deseamos.


Aparentamos porque nos importa la opinión de los demás pero yo hago una pregunta; vale realmente la pena aparentar, dejar de ser tú mismo en algo por lo que piensen los demás, y no ser fiel a ti mismo, a tu voluntad, a tus propios principios y a tu conciencia?.
A mí personalmente no me compensa esto, es decir, considero más importante tener una personalidad fuerte, un carácter propio y manifestarlo tal y como es, aunque haya personas que piensen distinto. Es verdad que conseguir hacer esto puede resultar difícil, y en realidad lo es, pero en mi caso es mayor la satisfacción de ser fiel a mí misma ,a mis valores, que dejarme llevar por lo que a otros les pueda parecer mejor o gustar más. Yo como creo que la mayoría de las personas reconozco que me he dejado llevar algunas veces por la situación, he hecho cosas que no me apetecían hacer, que no me aportaban nada bueno, y todo ello por aparentar, por encajar, por gustar a alguien(que ni él mismo sabía lo que quería). Ahora a medida que voy creciendo ,adquiriendo experiencia y aprendiendo de los errores sé que prefiero “ser” mostrarme tal como soy, y no aparentar lo que no soy, pues entonces no sería yo.


Creo que manifestarse con naturalidad es lo fundamental para relacionarse, construir verdaderas amistades y amores.
Por ello considero fundamental en las personas la sinceridad, la naturalidad, sencillez, en definitiva la autenticidad.

Creo que esta frase puede resumir bastante bien la idea principal que quiero transmitir, no recuerdo bien de quién es, sé que la leí y me llamó la atención:

“No temas de lo que piensen los demás sino de tu propia conciencia”

María dijo...

“Todos ven lo que pareces, pocos sienten lo que eres”(Maquiavelo)

Desconozco si tú, él o ella quiere parecer que es quien no es. Nunca lo sabré. Pero si se me permite dirigir el comentario partiendo de mi propia experiencia, entonces tendré que admitirlo: he gastado más tiempo en aparentar ser que en simplemente ser.
Creo que es una respuesta innata del ser humano.
Desde pequeños nos han mostrado un perfil de hombre y mujer perfectos. Hemos leído acerca de ellos, los hemos visto en televisión, en películas y revistas. Allí estaban. Guapos y autosuficientes o simplemente perfectos. Los únicos aceptados, envidiados, amados, los únicos “admitidos”.
Pero, ¿de quién es la culpa de que los cánones de personalidad y belleza sean los que son? Muchos, sin dudar un segundo me dirían: “La culpa es de la sociedad” A mi esa respuesta a veces me suena a un “pasa-palabra”. Ni siquiera me valdría la respuesta de quien, algo más acertado, me explicaría que la culpa es de cada uno de nosotros, que como estúpidos y necios nos hemos acostumbrado a amar la perfección.
Sin embargo, yo no creo que nadie se deba sentir culpable por buscar esa perfección, la buscamos porque nos gusta, sin haber elegido que nos guste. Simplemente es un hecho. Todos sabemos reconocer qué es bello. Todos sentimos placer al contemplar la belleza. ¿Somos culpables por ello? Yo creo que el autosuficiente es mejor, creo que la competitividad es buena en cierta medida, la ambición resulta imprescindible, y que la belleza es una excelente virtud. Durante años, desde mi posición de observadora, he podido comprobar que esas características han hecho que la persona que las tiene se sienta aceptada e incluso admirada. Y supongo que como yo, otros también se dieron cuenta. Es normal que quien no consiga sentirse autosuficiente esconda su dependencia. Entiendo a quien estando triste, sonría por no parecer débil. Lo entiendo. Nadie quiere estar solo, nadie quiere ser rechazado.“ La soledad no es estar solo, sino apartado” Lo considero algo así como un mecanismo de supervivencia.
Algunos dicen haber conseguido quererse, aceptarse a si mismos tal y como son. Antes de este hecho, ¿pasaron sus vidas aparentando?
No sé cómo terminar mi comentario, porque no sé cuál es el motivo de nuestra amor por lo perfecto. Solo sé que todos lo preferimos. Tanto quien hoy lo admite, como quien aparenta lo contrario.

HS dijo...

Todos deseamos ser queridos. Es el fin (o la obsesión) de muchas personas y, a menudo, no saben qué hacer para que los demás se fijen ellos, los aprecien y los valoren. La inseguridad que todos llevamos dentro se ve paliada por la mirada de aprobación que dirigen hacia nuestra persona. Como si necesitáramos el consentimiento ajeno para tomar conciencia de nosotros mismos, de nuestros defectos, pero sobre todo de nuestras virtudes.

Creo que todos tenemos un carácter heredado de nuestros antepasados, una esencia con la que nacemos y define en grandes líneas la persona que somos. A ello se suma la educación que recibimos en nuestra infancia. Y digo infancia porque hasta los 6 años es cuando los padres pueden “limar las asperezas” de nuestro temperamento. Finalmente, se añaden las experiencias que vivimos y nos marcan, aquellas vivencias que nos enseñan algo y gracias a las cuales maduramos. Con esta reflexión, pretendo subrayar el hecho de que nuestra personalidad está compuesta por una parte que no controlamos y otra que “adaptamos”.

Esa necesidad de “aparentar” es un comportamiento característico de la adolescencia. A partir de ese momento, tomamos conciencia de lo que representamos y la mirada de nuestros semejantes se convierte en el espejo que refleja lo que creemos o queremos ser. La aceptación de uno mismo se ve entonces condicionada por los demás. Todos nos adentramos en ese camino necesario. Y digo necesario porque nos ayuda a conocernos, poniendo a prueba nuestra débil personalidad, ayudándonos a crecer y definir los principios básicos que regirán nuestra vida futura.

Sin embargo, no nos modelamos solos. Seguimos el ejemplo de nuestros familiares, de nuestros amigos, de nuestros profesores o incluso de aquellos farsantes que aparecen en la tele. Es tan fácil seguir el paso de los demás, el trayecto de papá o mamá, conformarse con lo que la sociedad nos vende.
Tener unas ideas determinadas, actuar en función de principios morales y luchar por unos ideales que creemos justos es lo difícil y a la vez lo admirable. Por supuesto, no me refiero a una rebeldía innecesaria contra el mundo entero, sino a un cuestionamiento continuo de nosotros mismos; plantearse una y otra vez si vamos por el buen camino, aquel que nos conviene a nosotros y no el que han seguido los demás; preguntarse si nuestro comportamiento se ajusta a nuestra entidad e identidad.

Dicho así, parece indudable que la elección acertada sea la de la fidelidad propia. Sin embargo, es la opción que muchas veces descartamos.
Todos queremos ser únicos pero rechazamos la diferencia, por miedo a ser marginados.
Estoy de acuerdo con Raquel, cuando plantea el por qué de esa apariencia. Considero necesario preguntarse con qué finalidad engañamos a los demás e, inevitablemente, a nosotros mismos. Todos aparentamos y lo sabemos, pero lo esencial es averiguar para qué. He llegado a la conclusión de que yo lo hago como protección. Esa aparente timidez y discreción me sirven para preservarme de las ofensas, ayudándome a observar lo que ocurre a mi alrededor. El silencio puede llegar a ser la respuesta dominante en ciertas conversaciones. Una sonrisa puede incluso esconder una mirada desoladora. ¿Puede considerarse ese comportamiento como una falsa apariencia? Claro que sí. Pero no creo que las intenciones sean maliciosas, lo que para mí justificaría bastante esa actitud. Eso puede llevar la gente a pensar que soy seria o distante. Pero me sirve para conocer a esas personas que de verdad merecen la pena, las que no se paran en una primera impresión, las que van más allá de los prejuicios, las que no etiquetan y juzgan a los demás por lo que representan.

¿Quién es el culpable de todo eso? Como bien dice María, no hay respuesta satisfactoria. Quizá sea un conjunto de circunstancias, un círculo vicioso entre la sociedad y nosotros mismos. Tal vez resida la solución en nuestro deseo de modificar las cosas, enseñando a nuestros descendientes la importancia del respeto, propio y ajeno; de reivindicar nuestra individualidad y autenticidad; transmitirles los valores que nos ayudan a ser mejores personas, sin condenar el fracaso y despreciar la debilidad.
Otorgarse el derecho de ser real, original y verdadero es el mayor regalo que nos podamos hacer a nosotros mismos y a nuestros allegados, pues es la forma de respeto más pura y el medio más acertado para encontrar la armonía personal y espiritual.

“La verdad no hace tanto bien en el mundo como el daño que hacen sus apariencias”. François de La Rochefoucauld

Un abrazo

Javier Arturo dijo...

Escrito por Angélica:


Muy buena la frase que escribió María de Maquiavelo en esta entrada.
Lo primero que tengo que decir es que sí has dejado claro lo que querias decir a pesar de haber pasado de hablar en general a habler de ti.Suele pasar que uno se extiende cuando escribe un texto así de largo y tan denso.

Sí, aparentamos día tras día, cuando nos examos una foto y sonreimos felizmente, a lo mejor tenemos el peor día de nuestra vida pero hay que salir bien en la foto, aparentamos cuando a la típica y odiosa pregunta de "¿cómo estas?" respondemos "bien"...siempre estamos bien. Y UNA MIERDA!, sin emabargo sabemos que a la gran mayoría de personas que nos preguntan eso no les interesa cómo estemos verdaderamente. Hay muy pocas personas a las que se les pueda contestar sinceramente a esa questión, hay muy pocas personas con las que no se aparente algún aspecto de nuestra personalidad. Hay muy pocas personas que nos conozcan de verdad y nos quieran sin apariencias. Sin embargo hay que saber bien quienes son esas personas porque por muy triste que parezca no se puede ser con todo el mundo como realmente se es, hay mucha gente mala en el mundo.
Gracias a Dios considero que puedo mostrarme como soy con bastantes personas y tú también Javi, tú también. Qué pena por aquellos que no puedan.

29 de mayo de 2007 13:05

Javier Arturo dijo...

Bueno, muchas gracias a todos por escribir y participar en mi blog. Me aportáis muchas ideas nueva, y me ayudais a reforzar argumentos que quizás cojeaban. Gracias de corazón.

Después de leer vuestros comentarios, sigo pensando. Está claro que con la gente que nos aprecia, que nos acepta (cosa dificil pues si nos cuesta aceptarnos a nosotros mismos con nuestras imperfecciones, imagínate aceptar al prójimo con las suyas), es "fácil" ser uno mismo. Pero quiero ir más allá. Por propia experiencia, me pasa que ese "aparentar" me suele suceder más con gente que no me gusta, que no me dice nada, y que no me entusiasma. Aquí sirve la frase que ya puse en la entrada de Will Smith. Ese es el kit de la cuestión. ¿Por qué tenemos tanto miedo a lo que piense gente que no apreciamos, ni nos interesa, y que apenas creemos que pueda aportarnos algo sensato y benévolo en nuestras vidas? ¿Es el miedo? ¿Es nuestra propia inseguridad? ¿Tiene que ver con la palabra "vulnerabilidad"?

Angélica hablaba de que hay mucha gente mala. Si nosotros tenemos algo bueno que aportar, y por miedo al dolor y al daño, no somos capaces de darlo sin condiciones, ¿cómo podrán ir mejorando "esa gente mala"?

Yo mismo soy el primero que no cumple esto. Este blog, del que creo que aporto o al menos trato de aportar cosas íntimas y espero que buenas y gratificantes para vosotros y para mí, sólo se lo he dado a conocer a gente que me tiene en estima, que sé que no me va a hacer daño y no tengo que temer por miedo a que puedan hacerme daño con lo que escribo.

Terminaré con una frase de Jesús en el Evangelio según San Mateo:

5,45-48: "Si amáis sólo a los que os aman, ¿qué premio merecéis? También lo hacen los recaudadores. Si amáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? También lo hacen los paganos. Sed pues perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto"

Somos humanos, y por tanto, erramos, nos equivocamos, y es imposible agradar a todo el mundo. Eso me hace ser humilde, y saber que no puedo, es algo que como humano no puedo hacer. Por eso pido ayuda a Dios para al menos, saber estar, esforzarme por dar lo mejor de mí a todo aquél que esté en mi presencia sin caer en la hipocresía. Sé que sólo no puedo, y sé que es un ideal que no lograré, pero sé que es el ideal que quiero perseguir...

ZilC dijo...

A veces creo que nos preocupa demasiado aparentar. A veces pienso que podemos aparentar lo que hace la mayoría para no desentonar o lo contrario para posicionarnos en contra de las actitudes del otro colectivo. De hecho creo que nos suceden las dos cosas: diferenciación de los otros grupos, similitud con el nuestro, pero a la vez un poquito de diferenciación para aportar ese plus que nos hace mejores en algún campo.

Por otro lado, desde hace meses está en mi cabeza una duda "Ser tú mismo vs ser flexible". Como de costumbre ningún extremo es bueno por todo lo que te pierdes, pero cuál es el punto en que es bueno ceder, adaptarte y disfrutar de los demás y el punto en el que te debes plantar.

El tema del sexo es algo que me preocupa porque hemos pasado del daño que hace la represión al daño que hace el tener que tener pareja o tener rollos... ¿Por qué cuando un amigo vuelve de un viaje lo primero que preguntas es "¿qué tal?" y acto seguido un "¿triunfaste?"

Aquí dejo mis preguntas retóricas.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola compañero, interesante tu articulo, estoy por publicar algo sobre apariencia te invito a leer mi trabajo en Ruleta Urbana
www.lauramuller.com.mx/ruletaurbana